La confianza no se compra. Se gana. Y eso fue lo que hizo Rocío Nahle con las y los veracruzanos que la eligieron como la primera mujer Gobernadora del estado.

A ocho meses de iniciar su mandato, la respuesta ha sido clara: trabajo, presencia y compromiso. Porque sabe que la confianza que el pueblo le dio no es un cheque en blanco, sino una responsabilidad que se honra todos los días, en cada comunidad, en cada carretera rehabilitada, en cada medicamento que llega a una zona olvidada.

Rocío Nahle no llegó a improvisar. Llegó a gobernar con orden, con firmeza y con amor por su tierra. Eliminó prácticas que dañaban a la ciudadanía como los retenes y grúas irregulares, limpió las corporaciones de seguridad de corrupción, y puso vigilancia permanente en las carreteras, para que la gente pueda moverse segura.

No se distrae con ataques ni responde a quienes critican sin construir. Su pacto es con el pueblo. Y a ese pueblo le responde con hechos, no con discursos.

“La gente confió en mí, y yo no les voy a fallar”, ha dicho. Y lo está demostrando.

Hoy, Veracruz se siente en marcha. Se siente atendido. Se siente escuchado. Porque cuando hay cercanía, voluntad y resultados, la esperanza se convierte en realidad.

Este es el momento de seguir caminando juntas y juntos.

De unir voluntades por un Veracruz más justo, más fuerte y más humano.

Porque cuando el pueblo y su gobierno se abrazan con confianza, nada los detiene.

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